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Las Bóvedas
Antes de que el médico alemán Robert Koch (1843-1910) confirmara que la tuberculosis, el ántrax y el cólera son causados por bacterias, epidemias de estas y otras enfermedades causaban gran mortalidad alrededor del mundo.
Las epidemias de peste bubónica que durante siglos azotaron Asia y Europa son bien conocidas. Menos conocido es el hecho que epidemias de estas y otras enfermedades, como la fiebre amarilla y la viruela (causadas por virus), afectaron severamente a Puerto Rico.
Poco podían hacer los médicos de la época, para quienes todas estas enfermedades eran causadas por un miasma o vapor venenoso que emanaba de las personas enfermas y de las aguas estancadas. De este aire malo toma literalmente su nombre la malaria (que también nos afectó).
Para evitar la contaminación del aire, los médicos recomendaban que durante la epidemia los cadáveres se enterraran preferentemente lejos de los centros urbanos. Para implantar esta recomendación se establecían cementerios provisionales en solares generalmente donados por terratenientes.
Como muchas de las víctimas eran esclavos y campesinos, sus tumbas (a menudo fosas comunes) se marcaban con cruces de madera que nuestro clima borraba en poco tiempo.
La gran mayoría de los cementerios provisionales fueron gradualmente olvidados y sobre los mismos, cubiertos a través de los años por tierra y vegetación, se han construido casas, urbanizaciones, escuelas y probablemente centros comerciales.
La tumba de la fotografía pertenció a una o dos familias que tenían los recursos para enterrar a sus familiares en bóvedas de mampostería. Ésta y los restos de otra, a cierta distancia a la derecha, son los únicos remanentes de un cementerio establecido en Hormigueros para las víctimas de la epidemia de viruela de 1878.
El lugar se conoce como el Cementerio Provisional Guarema o Las Bóvedas y está ubicado en la carretera 346, kilómetro 1.4 del Barrio Lavadero. Las bóvedas están en el solar de una casa. Los nombres y los restos de los muertos, borrados por el tiempo.
Información provista por Edwin Albino y tomada de Escritos breves, del Dr. José A. Mari Mut.